
V1 Profesional
Estamos ante un programa tradicional
de vídeo análisis del swing. El swing del
alumno se capta mediante una cámara y
se analiza gracias a un software muy me-jorado
que genera un informe, que incluye
propuestas de ejercicios (también en vídeo,
en esta última versión) para corregir los
problemas. Todos esos datos llegan directa-mente
al móvil o al email del interesado.
El análisis con el V1 Profesional permi-te
al jugador ver las imágenes de su swing,
pararlas en cualquier punto, compararlas
con las del swing de un jugador profesio-nal,
etcétera.
La mejora fundamental de esta última versión es que
el propio programa genera vídeos con ejercicios para
corregir los fallos que haya detectado en el jugador.
El Sam Putt Lab es también
un gran instrumento para
hacer un fitting de putt.
Sam Putt Lab
El famoso laboratorio de putt, que anali-zaba
24 parámetros de este golpe, genera
ahora un análisis aún más pormenoriza-do:
mide nada menos que 36 parámetros.
Desde la línea de swing hasta la posición
de la cara del palo en el impacto, el ángu-lo
de ataque o la velocidad.
Claro que cada putt es diferente al
siguiente, por eso, el jugador tendrá que
tirar 15 o 20 putts para que el software
pueda hacer una media y descubrir los
defectos que hay que corregir. La propia
máquina genera un informe en el que se
ofrecen orientaciones que el profesor ana-liza
para poner en manos del alumno los
ejercicios y herramientas que le ayuden a
mejorar.
Trabaja también con un sistema de
biofeedback: el jugador ve en directo lo
que está haciendo –cómo está la cara del
palo, por ejemplo– y puede reaccionar en
ese mismo momento.
“Es el profesor el que decide qué es
lo más importante y al alumno no se
le abruma con todos esos datos, se le
ofrecen, únicamente, los más relevantes.
Por ejemplo, si alguien apunta mal, el
resto de mediciones servirán ya para muy
poco; si tiene tendencia a cerrar la cara
del palo, probablemente hará otra serie
de movimientos para compensarlo. La
corrección, en ese caso, iría a la raíz y
el resto de parámetros se irán ajustando
como consecuencia”, apunta José Luis
Alonso.
A veces, incluso, hay fallos que es
mejor no corregir: “si un fallo se repite
de forma consistente, muchas veces deja
de ser un fallo. Por eso en ocasiones ve-mos
jugadores que tienen un swing muy
malo pero que dan a la bola”, comenta.
Además, “es más fácil de corregir a un
jugador que siempre comete el mismo
fallo que a otro que incurre cada vez en
uno diferente”, continúa.
GLM – 28
Reportaje