
SE CUMPLEN 40 AÑOS DE SU CREACIÓN
EL CLUB PREPARA EL
RELANZAMIENTO DE LA
FUNDACIÓN BING CROSBY
Muchos de ustedes saben que Bing Crosby sufrió un ataque al corazón en nuestro
club en 1977; pero probablemente no son tantos los que conocen que Golf La
Moraleja creó una fundación con el nombre del artista norteamericano un año
después de su muerte. Una fundación que cumple en octubre 40 años y que
ahora el club se propone reactivar y dotar de contenido, convirtiéndola en el cauce
adecuado de la responsabilidad social corporativa de la Sociedad.
L a organización de un torneo benéfico anual bajo
a Crosby con su coche. Al día siguiente participaban en una
el nombre de la fundación; la recuperación del
pro-am Bing Crosby que, durante más de treinta
años, se jugó en el club en apoyo de esta institu-ción,
o la organización de exposiciones y venta de
pinturas con objetivo benéfico son algunas de las propuestas
sobre las que ya se está trabajando para poner de nuevo en
marcha la Fundación Bing Crosby, una institución con una
historia prácticamente tan larga como la del club y ligada
inevitablemente a ella.
Así comenzó todo
Probablemente más de uno se preguntará por qué Golf La
Moraleja creó la Fundación Bing Crosby, con qué fondos o
con qué fin. Pues bien, ésta es la historia que resolverá todas
esas dudas.
Octubre de 1977. Una de las grandes estrellas de Ho-llywood,
uno de los cantantes y actores con mayor éxito
internacional en aquel momento, se encuentra en Madrid.
Bing Crosby, invitado por su amigo César de Zulueta, había
llegado a España con la intención de jugar al golf y de parti-cipar
en una jornada de caza.
El 14 de ese mes, César de Zulueta, presidente de Golf
La Moraleja, había organizado un partido que prometía lo
mejor: dos profesionales del club, Valentín Barrios y Manolo
Piñero, jugarían con Bing Crosby y el propio Zulueta esos 18
hoyos que con tanta precisión había concebido solo un par
de años antes Jack Nicklaus.
“Don César me llamó aquella mañana. Había ido a recoger
jornada de caza en Toledo, pero antes, iba a llevarlo al club
para jugar un partido de golf. Yo no sabía nada. Me pidió
que llamara a Manolo Piñero y así lo hice. Comimos juntos.
Una comida estupenda, muy agradable; y después salimos a
jugar”, cuenta Valentín Barrios.
GLM – 11
El partido comenzó y se desarrolló tal como estaba pre-visto.
“Un gran partido”, comentó Crosby cuando, al termi-nar
el hoyo 18, hacia las seis y media de la tarde, se volvió a
un pequeño grupo de admiradores congregado en los alrede-dores
del último green del Campo 1.
El artista, que formaba equipo con Piñero, había firmado
una tarjeta de 85 golpes y se mostraba pletórico, a pesar de
que había perdido el partido: ganaron César de Zulueta y
Valentín Barrios en el hoyo 17.
“Era un hombre muy simpático. Junto al hoyo 8 estaban
construyendo un hotel. Se percató de que los obreros esta-ban
cantando y se acercó a la valla para cantar con ellos. En
el 15, nos había invitado a los tres a participar en la edición
de su propio Pro-am, que se celebraría pocos meses después.
Todo fue estupendo”.
Sin embargo, en el corto camino que separa el green del
18 de la casa club, Crosby cayó al suelo fulminado. Sus com-pañeros
pensaron que había resbalado: no había mostrado
ningún signo de fatiga, nada que hiciera sospechar que su
vida estaba a punto de terminar. Los intentos por reanimarle
fueron inútiles y Crosby falleció a las pocas horas, aquel 14
de octubre, cuando tenía 74 años, de un ataque al corazón.
“Veníamos comentando el partido, bromeando porque ha-
TEXTO Emilia Marcos / FOTOS Archivo Golf La Moraleja