
GLM – 21
«Guardo un gran recuerdo de los
socios. He de decir que siempre me
he llevado bien con ellos y que me
han ayudado mucho».
para preparar el campo, nosotros cerrábamos justo el día
antes de la competición.
¿En algún momento, durante estos 30 años, notó que el perfil
del socio estaba cambiando?
En un momento determinado, al principio, cuando los hi-jos
de los socios de la urbanización de La Moraleja que no
usaban la acción empezaron a venderlas, los compradores
eran personas que sí jugaban al golf. Así que el campo
empezó a estar muy agobiado y de ahí surgió la idea de
hacer el Campo 2 porque el primer recorrido empezaba a
estar ya muy saturado.
Fue todo un reto porque se llevó a cabo sin hacer una
derrama, mediante un sistema modernísimo entonces,
un leasing, que lo único que provocó fue que subió un
poco las cuotas de mantenimiento. Así se hizo el Campo
2. Antes de decidir su emplazamiento, estuvimos mucho
tiempo intentando comprar unos terrenos cercanos a los
hoyos 4 y 5. Pero había un minifundio tan grande, que
resultaba imposible llegar a una solución. Así que nos fui-mos
a la zona en la que ahora está el Campo 2.
Golf La Moraleja es, ante todo, un club de golf, pero aquí el
pádel ha tenido también mucha relevancia...
Es que fuimos totalmente pioneros en pádel. Había tres
pistas al principio y durante mi gerencia llegamos a 12.
El pádel tuvo mucha aceptación desde el principio. Yo lo
apoyé desde el primer momento. Aquí se organizó el pri-mer
Campeonato del Mundo de Pádel.
¿Guarda algún recuerdo en especial de esos 30 años en la ge-rencia
del club?
Ha habido muchos. Por ejemplo, los campeonatos im-portantes
que hemos albergado. Había uno que era muy
agradable, el Johnnie Walker, daba mucho menos trabajo
que los demás: venían los 12 mejores jugadores del mun-do,
con sus caddies, y comían en el mismo salón que los
socios. Aquello gustaba mucho a los socios. Y encima
daban pocos problemas. Pero cuando había un Open...,
claro, venían más de 100 jugadores, con sus más de 100
caddies, que se bañaban desnudos en la piscina por la no-che...
Y aquello ya no gustaba tanto a los socios (ríe). Si
eran 120 jugadores, eran 120 problemas.
También guardo un gran recuerdo de los socios. He
de decir que siempre me he llevado bien con los socios y
los socios me han ayudado mucho. Hay que contar, por
supuesto, con que nunca vas a gustar absolutamente a
todo el mundo, no vas a gustar a todos y cada uno de los
6.000 socios. Pero en mi caso he recibido mucha ayuda
de todos.
Hace unos 15 años, en esta misma revista, hablaba de que la
gerencia de un club exige mucha dedicación...
Mi trabajo exigía vocación. Y a mí siempre me ha gustado
mucho lo que hacía. He conocido a muchos gerentes a
los que también les gustaba mucho su trabajo y también
a otros que lo han dejado enseguida porque no les ha gus-
tado nada, porque exigía estar disponible siete días a la
semana.
¿Y cómo compaginaba esa dedicación con su vida personal?
Mi familia esto lo llevaba bien porque es una familia de
deportistas. Mi hija María, por ejemplo, ganó el Campeo-nato
de España de Pádel unas 12 o 13 veces, la primera,
con sólo 12 años de edad. Pero lo más importante: entre
la primera vez que lo ganó y la última pasaron más de
22 años. Eso es un récord. Estar 22 años en el grupo de
cabeza es muy difícil. Y mis hijos Rafael y Pablo también
practican deporte, lo mismo que mi mujer. Sí, creo que
puede decirse que somos una familia deportista.
Y este momento de su vida, lejos ya de esa responsabilidad,
¿cómo ve el club?
Éste es uno de los clubes de Madrid que más se ha desa-rrollado
y crecido en las últimas décadas. Ahora mismo,
como espectador, como uno más que acude al club con
frecuencia, veo que con esta nueva Junta Directiva hay
mucha tranquilidad. Por eso, y por otras muchas cosas,
me gustaría expresar mi agradecimiento personal al Club,
al Consejo de Administración y a su Presidente, y a todos
los que forman parte de la Dirección.